Justicia ciega
Avanzaban dejando tras de sí un rastro de sangre, ambición y
autosuficiencia. No importaba quien cruzara frente a ellos, ni la muerte les
hacia frente, pues eran ellos quienes la controlaban.
Sin embargo aquella tarde algo amenazó su seguridad. Conocían
bien aquella figura encorvada, sabían lo que hacía y lo que significaba; no veía
pero aun así no podían engañarla y ellos lo sabían.
Decidieron socorrerla encaminarla para que siguiera de su
lado y que la suerte la próxima vez no les jugara una mala pasada.
Pájaros cenizos
Poco a poco comenzaban a dudar si era verdad lo que Martín les decía, era la ley y ellos eran felices manteniéndose a su lado siempre, pero a veces no podían dejar de preguntarse, sí por un momento, retrocedieran unos pasos y lo dejaran solo.
Martín les decía que eran como pájaros cenizos: débiles y frágiles.
Que al abrir sus ojos y ver la luz, esto les haría sufrir. Ellos confiaban en
él ciegamente, por eso no importaba cuantas ganas tuvieran de ver la luz,
prefirieron sufrir.
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